INTRODUCCION
El quichua santiagueño constituye
una de las dos variedades dialectales quechuas [1] que aún se hablan en el Noroeste Argentino (NOA). Es
el testimonio vivo de la extraordinaria difusión que alcanzara el
idioma oficial del antiguo imperio del Tahuantinsuyo, una de las civilizaciones más portentosas del continente. Su vigencia,
a pesar de la sistemática campaña de eliminación a través
de la instrucción pública, es motivo de asombro para algunos
y de legítimo orgullo para otros. Aunque el quichua se habló
en todo el NOA hasta hace un siglo atrás, la variedad santiagueña
ha quedado confinada a una región que ya no guarda continuidad territorial
con el área actualmente ocupada por el resto de la familia quechua.
Se estima entre 140.000 y 160.000 el número de quichuahablantes
en la República Argentina, todos ellos bilingües, pero no se dispone
de datos precisos por cuanto los censos y relevamientos oficiales omiten
deliberadamente toda referencia a la diversidad lingüística que
realmente existe en el país, no sólo por causa de la cosmovisión
europeísta que impera en los centros de poder, sino también
porque es una manera de ocultar la dramática situación
social, económica y cultural a la que fueron sometidos los descendientes
de los antiguos pobladores de estas tierras. Tobas, matacos, chiriguanos
y mapuches son algunos de los catorce grupos étnicos que habitan el
suelo argentino y que aún hoy sufren las consecuencias de un etnocidio
desembozado y de un permanente marginamiento, a pesar de la supuesta vigencia
de la Ley Nº23.302 de Política Indígena y Apoyo a las
Comunidades Aborígenes.
En este Capítulo se describirá la situación geográfica
y lingüística del quichua santiagueño, con información
actualizada hasta 1992, y se proporcionarán algunos datos históricos
sobre su entrada y difusión en Santiago del Estero.
SITUACION GEOGRAFICA
El quichua santiagueño es una de los dos variedades dialectales
quechuas que se hablan en la República Argentina [2] y su distribución territorial cubre la zona central
de la Provincia de Santiago del Estero con una prolongación hacia
el norte siguiendo el curso del Río Salado. Pertenece a la rama del
Chinchay Meridional del grupo QII [3] o Huámpuy en la clasificación de los dialectos
quechuas (v. Cuadro Nº 1).
Santiago del Estero, con una superficie de 136.531 km2 , forma parte
de la región denominada Noroeste Argentino (NOA) junto a las provincias
de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja. El NOA es una región
que se caracteriza por los rasgos lingüísticos comunes a todas
las provincias que la componen, que provienen del sustrato quichua y de otras
lenguas comarcanas ya extinguidas. [4]. Estas provincias comparten además características
históricas y culturales que las diferencian claramente del resto de
la República Argentina.
La Provincia de Santiago del Estero se divide actualmente en veintisiete
departamentos de los cuales ocho se hallan en plena zona quichua, seis están
parcialmente en dicha zona y hay otros seis departamentos en la periferia
de la misma con un reducido número de quichuahablantes.
La zona de habla quichua comprende en su totalidad los departamentos
Figueroa, Sarmiento, San Martín, Silípica, Loreto, Avellaneda,
Salavina y Atamisqui. Parcialmente y en el centro de la provincia, cubre parte
de los departamentos Robles, Capital, Ibarra y Gral. Taboada. La zona quichua
se extiende hacia el norte por los márgenes del Río Salado,
cubriendo una franja a través de los departamentos Copo, Pellegrini,
Alberdi y Jiménez; y también hacia el sur tomando parte de
los departamentos Aguirre, Ojo de Agua y Quebrachos.
Históricamente, siempre se habló de los ‘catorce departamentos
de habla quichua'. El folklorista Sixto Palavecino, músico y quichuahablante
de reconocida labor en la difusión de la lengua, se refiere a ellos
en esta chacarera titulada Quichua rimaqkuna :
Llaqta quichua rimaqkuna
chunka taaniyoqmi kanku
atuchaqniysh kikisitun
idyoma quichuap rimanku.
Yuyakuyta qallarini
kunan na sapa sapata,
Atamishqui, Salavina,
Robles Avellanedata.
San Martinpas Loretopas,
Rivadavia Taboadapas,
Silípica Morenoan,
Sarmientopas Matarapas.
Suyachkaychis manaraqchu
wakenqa inam chusachkan,
kaypi yaykun Capitalpas
Figueroa na chayachkan.
Nisusniykish puchukani
tukuypa sutinkunata,
chay departamentos kanku
quichuapi rimaqkunaqa.
de donde se desprende que, para Palavecino, los catorce departamentos
son: Atamisqui, Salavina, Robles, Avellaneda, Rivadavia, Taboada, San Martín,
Loreto, Silípica, Moreno, Matará (actual Ibarra), Sarmiento,
Capital y Figueroa.
La mención, por parte de los viejos quichuistas, del Dpto.Rivadavia,
ubicado en el extremo sudeste de la provincia, es un indicio de que la zona
quichua se extendía, a mediados de siglo, hacia la zona sudeste a
lo largo de la franja comprendida entre los ríos Dulce y Salado. Pero
la presión del español y el continuo desplazamiento de pobladores
fue modificando esta situación.
Según se deduce de los últimos censos, el sudeste santiagueño
fue sufriendo un creciente despoblamiento. Los cuatro departamentos de la
punta sudeste: Belgrano, Aguirre, Mitre y Rivadavia, tuvieron su máxima
población en 1947 cuando en conjunto sumaban 24000 habitantes. En
1980 sólo alcanzaban 17000 y en 1991, 18412.
Las discrepancias que existen entre los mismos quichuistas respecto
de los límites de la zona quichua, surgen como consecuencia de no aclarar
el período histórico a que se refieren y a los cambios de denominación
sufridos por algunos departamentos. Por ejemplo, en una publicación
del Alero Quichua Santiagueño, prestigiosa entidad difusora de la
lengua, con motivo del décimo octavo aniversario de su fundación,
se mencionan los siguientes departamentos quichuistas: Figueroa, Moreno,
Ibarra, Robles, Sarmiento, San Martín, Silípica, Loreto, Atamisqui,
Avellaneda, Salavina, Alberdi, Capital y Taboada (cf. Alero Quichua 1989:
6). Cabe señalar que algunas fuentes consideran que la zona quichua
incluye también parte de la superficie del departamento La Banda.
Naturalmente que estas subdivisiones no son terminantes e incluso se
prestan para la polémica, ya que los límites geográficos
de toda lengua son siempre imprecisos. Debe tenerse en cuenta que la zona
de habla quichua se extiende sobre la mesopotamia santiagueña, entre
los ríos Dulce y Salado, región en la que históricamente
hubo mayores posibilidades para la supervivencia. Sin embargo, en el presente
siglo y especialmente en la segunda mitad del mismo, las crecientes dificultades
económicas obligaron a muchos pobladores a abandonar sus tierras en
busca de mejores condiciones de vida.
Precisamente, en los departamentos con mayor tasa anual de crecimiento
(Capital, La Banda y Robles) es donde el quichua más terreno cedió
frente al español. Esto se explica en parte por el mayor rigor de las
medidas tendientes a eliminar el quichua, que las autoridades educacionales
implantaron durante décadas a través de los planes de estudio,
y también por el hecho de que los sectores dominantes consideran un
estigma el hablar quichua, lo que provoca la autonegación de la condición
de bilingüe.
Puesto que el menosprecio hacia quien se expresa en quichua, una lengua
considerada vulgar por la cultura dominante [5], conduce siempre a la marginación, se ponen en
marcha los mecanismos de autodefensa por parte del quichuahablante, particularmente
de aquel proveniente del interior que debe emigrar a los grandes centros
urbanos, quien ocultará su condición de bilingüe y se
verá forzado a hablar sólo en español. (Sigue en Página
2).
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Copyright by Jorge Alderetes 1997
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[1] El término quechua designa en la actualidad a
toda la familia lingüística. En la Rep.Argentina se conserva la
designación arcaica quichua. (regresa a Texto Principal)
[2] La otra variedad es la norteña, de la cual se
dispone de muy poca información. Se sabe que está focalizada
en la región de la Puna y Quebrada de Humahuaca, en la Provincia de
Jujuy, y que se encuentra en vías de extinción. Probablemente
se trata de una variedad emparentada con el quechua boliviano. (regresa a Texto Principal)
[3] Dentro de este grupo, en la clasificación del
lingüista peruano Alfredo Torero, constituye el subgrupo "C" (variedad
Chínchay Meridional) junto a los dialectos de Cuzco, Ayacucho, Bolivia
y Norte de Argentina. (regresa
a Texto Principal)
[4] La influencia de otras lenguas aborígenes es
innegable, por las tonadas características de ciertas regiones y por
la existencia de cierto material fragmentario que no puede ser explicado a
través del quichua y que no permite deducir ni establecer filiaciones.
Sin embargo, compartimos el criterio de Rumi Ñawi (1992a: 3)
de oponerse a que todo ese material sea atribuído a una única
lengua: el kakán. (regresa
a Texto Principal)
[5] Refiriéndose a los habitantes del Dpto.Figueroa,
María Cristina Biaggi (1992: 35), coordinadora provincial del Proyecto
Mujer Campesina del Instituto Interamericano de Cooperación para la
Agricultura, dice: “Todos hablan -además del castellano- quichua santiagueño,
aunque los niños están perdiendo esta lengua por la desvalorización
que se hace de la misma”. (regresa
a Texto Principal)
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