Entre la gran variedad de hablas
quechuas con las que se cuenta en la actualidad, el quichua de la provincia
argentina de Santiago del Estero ocupa la posición más austral
1 . Muy probablemente, el territorio original
de la familia lingüística quechua coincidió en el algún
momento con el centro de gravitación de la civilización centroandina.
Gracias a los trabajos dialectológicos y de reconstrucción lingüística
iniciados por PARKER y TORERO en los años 1960, se ha podido establecer
que el foco de expansión quechua se situaba en el Perú central,
no lejos de la capital actual de aquella nación, Lima. Es precisamente
en el departamento de Lima en donde se ha encontrado la zona de mayor variedad
dialectual antigua que no es atribuible a la presencia de lenguas de substrato.
Desde aquel foco original y a partir del comienzo de
nuestra era, el quechua fue expandiéndose y diferenciándose
internamente, en parte por cambios internos y en parte debido al contacto
con otras lenguas. Hablando en forma muy general, podemos distinguir dos etapas
de expansión. Primero se dio una expansión paulatina en la
que el quechua lllegó a ocupar una gran parte del Perú Central
y algunas regiones del norte y del sur del Perú. Esta primera expansión
se sitúa antes del siglo XV. La segunda expansión, más
rápida y masiva, fue realizada a través de la ocupación
militar de nuevos territorios por los Incas y la política de transmigración
estimulada por los mismos y, subsiguientemente, a través de la acción
evangelizadora y colonizadora de la administración española.
Esta segunda expansión se sitúa entre mediados del siglo XV
y los años de la independencia, con alguna continuación posterior
en el oriente ecuatoriano y en las zonas de habla original aymara, particularmente
en el departamento de Puno, a oeste del lago Titicaca (Perú) y en
partes de los Andes bolivianos.
El quichua de Santiago del Estero es un producto de
la seguna expansión. En su exposición presentada durante las
Primeras Jornadas de Lingüística Aborigen, el Profesor BRAVO
mencionó el año 1543 como fecha probable para el establecimiento
de colonos quechuahablantes en la zona de santiago del Estero (BRAVO 1993).
Por lo tanto, la situación de Santiago muestra cierto paralelismo
con otras áreas donde el quechua fue introducido en forma tardía.
En este contexto, nos referiremos a dos zonas en comparación:
la región constituída por el Ecuador y el sur de Colombia,
donde el quechua también es de introducción relativamente reciente
y la zona de los Andes bolivianos, cuya quechuización se extendía
alrededor del año 1600 apenas hasta los centros urbanos más
importantes. La lengua dominante en los Andes bolivianos
fue el aymara, como lo muestra un documento de la época que trata
del uso de las lenguas en los curatos del Alto Perú 2 . En este contexto es bueno señalar
que la quechuización de Santiago del Estero puede haber antecedido
a la de Bolivia.
No cabe duda de que hubo diferencias significativas
entre las condiciones bajo las cuales se produjo la quechuización
en las tres zonas mencionadas. En el Ecuador y en el sur de Colombia,
el quechua se impuso como elemento unificadr en una región multilingüe
de origen. En Bolivia el quechua reemplazó al aymara en su calidad
de lengua regional. En Santiago del Estero, el quechua llegó con
colonos andinos que se establecieron en una zona cultural y físicamente
muy distinta de la del imperio incaico.
Pese a las diferencias, las tres zonas mencionadas tienen
un aspecto común desde un punto de vista lingüístico:
el carácter híbrido o mixto de la variedad quechua utilizada.
En los dialectos quechuas hablados en estas zonas confluyen elementos de
varios lugares, a menudo muy dispersos y, al mismo tiempo, se encuentran
influencias de las lenguas a las que el quechua se impuso. Este último
elemento es particularmente evidente en Ecuador-Colombia y en Santiago del
Estero. En Bolivia, fue el aymara el que dejó sus huellas en
el quechua regional.
Para determinar el origen de los dialectos quechuas
de ubicación periférica se necesita investigar los rasgos
que los distinguen de los dialectos de la zona nuclear, productos de la expansión
inicial, o que, por el contrario, los unen con ellos. Lo que va a
encontrarse es una convergencia de rasgos atribuibles a las distintas variedades
pertenecientes tanto a la zona nuclear, como a la periferia. Esta
convergencia de elementos heterogéneos y el carácter híbrido
de los dialectos en cuestión pueden constituir un problema cuando
se trata de elaborar un cuadro genealógico de las distintas variedades
quechuas. Tal cuadro ha existido desde los años 1960 y, además,
ha llegado a ser aceptado por la mayoría de los quechuólogos.
A continuación, evaluaremos la viabilidad de las clasificaciones
genealógicas existentes, dando particular atención a la ubicación
del quichua de Santiago en las mismas.
Clasificación de los dialectos quechuas
La clasificación más conocida y más
utilizada es la de TORERO (1964). La propuesta por PARKER (1963) tiene un
año más de existencia, pero comprende un menor número
de ramificaciones (ver esquema 1). En líneas generales, las
dos clasificaciones coinciden y comprenden una subdivisión en dos
ramas principales (I,B y II, A). PARKER utilizó la denominación
“A” para designar el grupo más conocido y numeroso que incluye, entre
otros, los importantes dialectos de Ayacucho y Cuzco y todos los dialectos
periféricos. TORERO, por su lado, escogió la denominación
“I” para el grupo menos conocido y, según él opinaba, más
conservador. A mediados de la década de los ’60, el grupo Quechua
I, B estaba aún por estudiar. Sin embargo, en este momento nuestro
conocimiento de las dos ramas se encuentra más o menos al mismo nivel.
La clasificación de TORERO incluye una segunda
subdivisión en A,B,C para el grupo II. La Rama IIC está
integrada por los dialectos de Argentina, Bolivia y sur del Perú:
IIB es en su mayoría un grupo norteño que comprende dialectos
de Colombia, Ecuador y norte del Perú; IIA contiene algunos dialectos
de limitada extensión situados en el centro y norte del Perú.
En uno de sus trabajos posteriores, TORERO (1970) introdujo
una nueva terminología para referirse a los distintos subgrupos del
quechua. La introducción de esta nueva terminología
no implicó una modificación fundamental de su clasificación
inicial. En trabajos más recientes de autores norteamericanos (por
ejemplo, en MANNHEIM 1991) se encuentran calificaciones de tipo geográfico
(quechua central, quechua surperuano, etc.) . El uso de estos términos
parece reflejar cierto escepticismo frente a la viabilidad de clasificaciones
lingüísticas de tipo genealógico en general.
PARKER (1963)
|
Quechua A
|
Quechua
B
|
TORERO (1964)
|
Quechua II
IIA
IIB
IIC
|
Quechua I
|
MANNHEIM
(1991)
|
Periférico
|
Central
|
Esquema 1
Al término de treinta años
de existencia de los primeros intentos de clasificación de PARKER y
TORERO, es bueno preguntarse si su validez sigue vigente o si tal vez deba
revisarse. Según nuestro parecer, la división inicial
entre un grupo central (I,B) y un grupo periférico (II,A) sigue siendo
válida 3 . Esta división
refleja una antigua separación entre los quechuahablantes ocurrida
tal vez en el primer milenio o al comienzo de nuestra era, y se manifiesta
en una combinación de rasgos diferenciales tanto fonológicos,
como morfológicos y léxicos. En este caso, las diferencias
morfológicas se revelan como las más decisivas. Algunas
de ellas están representadas en el esquema 2.
Quechua I,B
|
Quechua II,A
|
|
-ma:- |
-wa- |
1ª persona
objeto |
-: 4 |
-ni
-y
|
1ª persona
sujeto
1ª persona poseedora
|
-r |
-shpa |
subordinador
verbal
(sujetos idénticos)
|
-caw |
-pi |
caso locativo |
-piq(ta),
-pita |
-manta |
caso ablativo |
-yka(:)- |
generalmente
-chka |
aspecto durativo |
marcas
internas |
marcas externas
5 |
acción
plural |
sufijos verbales de dirección
(“hacia arriba”, “hacia abajo”)
|
|
|
Esquema 2
Las principales diferencias fonológicas
entre el Quechua I y el Quechua II están representadas en el esquema
3 (cf. ADELAAR 1984).
Quechua
I,B
|
Quechua
II,A
|
|
-a:-
-i:-
|
-aya-
-iy-
|
*-aya-
*-iy-
|
-á:-
-í-
-ú:
|
-ay
-iy-
-uy-
|
*-áy
* -íy
* -úy
|
Esquema 3
La división propuesta del Quechua II,A en
tres subgrupos IIA, IIB y IIC es un tema discutido. En cuanto
a la distinción entre los subgrupos Quechua IIb y Quechua IIC, consideramos
que ésta constituye una realidad, aunque su aceptación no
es general entre los investigadores de la lingüística quechua. Por cierto, la distancia entre los subgrupos IIB y IIC
es poca, casi al nivel de dialectos mutuamente inteligibles en el caso de
sus representantes más conservadores 6
. En este contexto se puede mencionar el ejemplo de la lengua utilizada
en el manuscrito de Huarochirí que ha sido considerada sea como un
dialecto afín al Quechua IIC ayacuchano, sea como una variedad del
Quechua IIC cuzqueño. En estudio profundizado reveló que
los rasgos distintivos de la variedad huarochirana son más bien indicativos
de una pertenencia del Grupo Quechua IIB (ADELAAR 1994). Entre las
características compartidas por los dialectos miembros del Quechua
IIB figuran:
(1) la ausencia de mutación vocálica
(u/a) en las secuencias de sufijos verbales 7
;
(2) la ausencia de llapa- “todo”;
el uso de tukuy en lugar de llapa-;
(3) la coincidencia de las oclusivas k y la uvular
q;
(4) la presencia de determinados elementosléxicos,
p.ej. kaya (*qaya) “mañana”, tamya “lluvia”, etc.
Las principales variedades que pertenecen al grupo quechua IIB son
las siguientes:
Colombia
Ecuador Sierra
Ecuador Oriente
Chachapoyas
San Martín
Quechua costeño del
siglo XVI
Quechua del documento de
Huarochirí
A diferencia de los subgrupos IIB y IIC, el propuesto
Quechua IIA se ha revelado como una construcción controvertida. Según
TORERO (1964), incluiría los dialectos de Ferreñafe y Lambayeque
en el norte del Perú, el de Pacaraos en el alto valle de Chancay,
en el departamento de Lima (Perú) y varios dialectos de la provincia
de Yauyos, igualmente situados en el departamento de Lima (Laraos, Lincha,
etc.). A nuestro parecer, Pacaraos forma un caso separado, el
resultao de una ramificación temprana del Quechua I o, si no, directamente
de la proto-lengua quechua (ADELAAR 1984). Los demás dialectos
atribuidos al grupo IIA exhiben una combinación de elementos de ambas
subdivisiones (Quechua I y Quechua II). El dialecto de Ferreñafe
comparte algunos elementos con el quechua de Pacaraos (cf. TORERO 1968,
TAYLOR 1984) 8 ; el de Cajamarca podría
ser el resultado de una ramificación temprana del Quechua IIB, aunque
también tiene elementos en común con Ferreñafe.
Subdivisión del Quechua IIC
Un tema que tiene relevancia directa para la clasificación
del quechua de Santiago del Estero es la constitución del subgrupo
Quechua IIC. El subgrupo IIC se extiende hacia el sur desde una línea
que corresponde aproximadamente a la frontera departamental de Junín
y Huancavélica en el Perú. Comprende todos los dialectos
quechuas situados en Argentina, en Bolivia y en el sur del Perú,
entre los que figuran los más hablados y más prestigiosos
de toda la familia quechua, sobre todo el cuzqueño. El sector nuclear
del Quechua IIC, también denominado “cuzqueño-boliviano”, se
caracteriza por la presencia de tres series de consonantes oclusivas: llanas,
aspiradas y glotalizadas. Los dialectos de Ayacucho y de Santiago
del Estero no forman parte de ese sector nuclear y, por lo tanto, desconocen
la distinción en cuestión.
La situación que acabamos de delinear ha llevado
a agrupar al quechua de Ayacucho con el de Santiago del Estero en base a
supuestos rasgos comunes (ver p.ej. HARTMANN 1979). En realidad, las
variedades quechuas de Ayacucho y de Santiago del Estero no tienen particularidades
en común, salvo el hecho de carecer de una distinción que tampoco
presenta la mayoría de los demás dialectos quechuas.
La presencia de la aspiración y de la glotalización en el sector
nuclear del Quechua IIC constituye un fenómeno areal relacionado
con la proximidad geográfica del aymara. Ayacucho y Santiago
del Estero perdieron la distinción entre las tres series consonánticas,
si alguna vez la tuvieron. En todo caso no sufrieron la influencia intensiva
del aymara que se puede observar en el sector nuclear del Quechua IIC.
La tradicional subdivisión del Quechua IIC en
cuatro dialectos (ayacuchano, boliviano, cuzqueño, santiagueño),
en tres (ayacuchano, cuzqueño-boliviano, santiagueño) o aun
en dos (ayacuchano-santiagueño, cuzqueño-boliviano) se ha revelado
insuficiente. La constitución interna del grupo Quechua IIC
exige una subdivisión más refinada debido a la diversidad dialectal
contenida en el mismo. El conjunto cuzqueño-boliviano consiste
en realidad de varios dialectos, no siendo la presencia de consonantes aspiradas
y glotalizadas un factor decisivo para corroborar su unidad. En forma
tentativa podemos afirmar que el grupo nuclear contiene al menos cuatro
dialectos: Cuzco, Puno-Arequipa, Bolivia norte y Bolivia sur (con
la posible inclusión de Jujuy). Una lista de los dialectos Quechua
IIC podría ser la siguiente:
Ayacucho
Cuzco
Puno-Arequipa
Bolivia norte
Bolivia sur (incl. Jujuy)
Santiago del Estero
Catamarca, La Rioja
El quechua de Puno-Arequipa es conservador desde
el punto de vista fonológico en relación con el quechua de
Cuzco. Contiene muchos elementos prestados del aymara tanto léxicos
como morfológicos (ADELAAR 1987b). Para un hablante cuzqueño
la mayor parte de estos elementos prestados no es interpretable. Del
quechua de Bolivia norte tenemos noticias por el trabajo de STARK (1985a).
Entre los elementos señalados para este dialecto figuran la conservación
de oclusivas en final de sílaba (STARK) y el uso generalizado del
pluralizador -chis en el sistema de referencia personal (van de KERKE, comunicación
personal). El quechua de Bolivia sur se caracteriza por una moderada
influencia del aymara (presencia del sufijo verbal -ra- separativo
y distributivo, morfosintaxis de los sufijos verbales, etc.) y por una serie
de cambios que afectaron el sistema de transiciones en la flexión
verbal. La mayor parte de estos cambios se observa igualmente en Santiago
del Estero.
En el marco de este cuadro algo más variado que
el tradicional, trataremos de inventariar los rasgos más característicos
del quichua santiagueño con el motivo de redefinir su posición
dentro de la totalidad de los dialectos quechuas.
Rasgos clasificatorios del quichua de Santiago
del Estero: aspectos fonológicos.
Como cada dialecto quechua , el quichua santiagueño
exhibe el resultado de una serie de cambios fonológicos que marcan
etapas de su desarrollo histórico. Algunos de esos cambios
son propios de la variedad argentina, como la pérdida de la semivocal
*w entre vocales (p.ej. *hawa > aa “afuera”). Otros cambios fonológicos
han generado diferencias entre el santiagueño y la proto-lengua pero
son compartidos con uno o más dialectos de la familia lingüística
quechua. Son estos últimos cambios los que pueden aportar información
acerca de la posición del santiagueño dentro del cuadro clasificatorio
de los dialectos quechuas.
A continuación, discutiremos (1) el tratamiento
de la *h inicial, (2) de la *ch en posición final de sílaba,
(3) de la *ll y (4) de las sibilantes.
La pérdida de la fricativa glotal *h proto-quechua
en posición inicial de palabra se produjo en Santiago del Estero
en una forma casi absoluta; p.ej.
*hatun > atun “grande”
El quichua santiagueño comparte este cambio con
un subdialecto del Quechua IIC ayacuchano (Coracora, Parinacochas; cf. PARKER
1969b: 17) y con todo el quechua IIB a excepción de la rama
ecuatoriana. La pérdida de *h también se dio en los dialectos
norperuanos de Cajamarca y Ferreñafe (Quechua IIA) y en la lengua
del manuscrito de Huarochirí. Este cambio afectó a todos
los dialectos quechuas de la franja norandina del Perú sin distinción
de su pertenencia del grupo IIA (Cajamarca, Ferreñafe) o del grupo
IIB (Chachapoyas, San Martín).
La africada alveopalatal *ch del proto-quechua
está sujeta a lenición 9
en Santiago del Estero en posición final de sílaba. El fenómeno
de lenición de consonantes oclusivas y africadas en final de sílaba
se encuentra en todo el Quechua IIC, a excepción de Ayacucho y Bolivia
norte. El tratamiento de la africada alveopalatal en Santiago del
Estero es similar al que recibe en el quechua de Puno. Ambos dialectos
conservan el carácter alveopalatal de la fricativa resultante del
cambio.
*pichqa > pishcka 10 “cinco”
(cf. Puno pishqa)
*achka > ashca
“mucho” (cf. Puno ashkha)
La resonante lateral palatal *ll del quichua santiagueño
sufrió un proceso de fricativización paralelo al desarrollo
del yeísmo en el castellano rioplatense. La fricativa alveopalatal
[ž] resultante de este cambio llegó a perder además su sonoridad
delante de una consonante sorda.
*llullay > llullay [žužay]
“mentir”
*allqu > ashcko
“perro”
La fricativización de
ll y su posterior ensordecimiento delante de una consonante sorda encuentran
un paralelo notable en variedades norteñas del quichua ecuatoriano
11 , donde sucedió lo mismo (*llulla
[žuža], *allqu > ažku
> ashku). Hay desarrollos similares en todos los dialectos de la
franja norandina del Perú.
Una gran parte de los dialectos quechuas
conserva la oposición entre las sibilantes alveolar (s) y alveopalatal
(sh) que se remonta a la proto-lengua quechua. Esta distinción
se ha mantenido en la mayoría de las variedades I, IIA y IIB, pero
se ha perdido en el quechua IIC a excepción del quechua argentino 12 . El desarrollo histórico de las
sibilantes en el quichua de Santiago ha sido estudiado por De REUSE (1986).
Según él, la sibilante alveopalatal del proto-quechua como regla
general, perdió su carácter palatal (por ejemplo, en *shimi
> simi “boca”), salvo en las situaciones siguientes:
- entre vocales anteriores altas (*i_i),
- después de una vocal anterior alta cuando
ésta va seguida por una consonante (*i_C)
Además de eso, algunos casos de sibilantes
alveopalatales reflejan el uso simbólico del sonido (sound-symbolism)
y, por lo tanto, son de origen reciente y secundario.
El caso de la sibilante alveopalatal sh colocada entre vocales anteriores
altas resulta problemático debido a la escasez de ejemplos conclusivos
y a la existencia de casos que no confirman la regla formulada arriba.
*chishi > chisi
“tarde”
*pishi > pishi “poco”
*wisi- > huishi- “sacar líquido”
De las raíces que acabamos de enumerar, sólo
pishi parece mantener la distinción antigua, huishi- exhibe una palatalización
innovativa y chisi ilustra una despalatalización inesperada.
No se han encontrado casos de una secuencia isi en los que la sibilante
alveolar se corresponda a la alveolar proto-quechua. El poco material
disponible no permite la extracción de una regla de cambio regular.
Por otro lado, las raíces que contienen una sibilante precedida
por una vocal anterior alta y seguida poruna consonante sí parecen
reflejar la distinción original heredada del proto-quechua:
*ishkay
> ishcay “dos”
*pishqu >
pishcko “ave”
*ismu- >
ismu- “pudrir”
*isqun >
esckon “nueve” 13
El hecho de conservar la oposición entre las
sibilantes alveopalatal y alveolar del proto-quechua no se puede interpretar
como un simple arcaísmo del quichua santiagueño dentro del
grupo Quechua IIC. LANDERMAN (1983) notó la existencia
de dos sibilantes en el quechua surperuano cuzqueño, distinción
que fue conservada hasta el siglo XVIII (MANNHEIM 1991: 153-176).
Estas dos sibilantes se distinguían por las grafías ç,
z, y s, ss. La primera opción (ç, z) correspondía
a la sibilante alveodental (s) del protoquechua y de otros dialectos tanto
historicamente como, según parece, desde el punto de vista fonético.
La segunda opción (s, ss) no pudo ser fonéticamente idéntica
a la sibilante alveopalatal (sh) del santiagueño y de los dialectos
de los grupos Quechua I, IIA y IIB, aunque sí lo fue desde el punto
de vista histórico. Se supone que el sonido escrito s, ss
en las fuentes coloniales ha sido una sibilante apical como en el español
de Castilla o, si no, una retrofleja como se encuentra actualmente en el
dialecto Quechua I de la región de Huancayo. Si
el quechua cuzqueño hubiera conocido una sibilante alveopalatal,
ésta habría sido escrita mediante el símbolo “x”, reservado
para este fin en los trabajos lingüísticos de la época.
14
Si aceptamos el escenario delineado por LANDERMAN y
MANNHEIM, tenemos que concluir que el quichua de Santiago del Estero siguió
un rumbo muy propio en cuanto al desarrollo de las sibilantes. Este
hecho podría unir al santiagueño con los dialectos norteños
que integran los subgrupos IIA y IIB, pero al mismo tiempo lo pone al margen
de los desarrollos ocurridos en los demás dialectos del Quechua IIC
(al menos en el cuzqueño). Ninguna de las clasificaciones existentes
toma en cuenta esta diferencia destacable entre el santiagueño y
el quechua surperuano (que en este caso también abarcaría
el quechua boliviano).
El quichua santiagueño es conservador en su tratamiento
de la sibilante alveolar (s) en inicial de palabra. La s inicial en
Santiago se conserva en algunas raíces en las que otros dialectos
Quechua IIC tienen una fricativa glotal (h). La situación se asemeja
a la que encontramos en el Quechua IIB y, en particular, en la lengua del
manuscrito de Huarochirí.
Santiago
Quechua IIC
sorckoy
hurquy “sacar”
sockariy
huqariy “levantar”
suj
huk
“uno”
La forma suj corresponde a la forma que se encuentra
en el Ecuador y en los dialectos de la franja norandina peruana Cajamarca,
Chachapoyas y San Martín. El dialecto de Ferreñafe y la
lengua del manuscrito de Huarochirí no conservan la sibilante inicial
en aquella raíz. En los dos casos siguientes, el quichua de Santiago
corresponde al quechua huarochirano y, si abstraemos la caída de la
h inicial ocurrida en el santiagueño, también con el quechua
IIC.
Santiago, Huarochirí
Quechua IIC
amuy
hamuy “venir”
ina
hina
“como”
Debido a la relativa inconsistencia del tratamiento
de las sibilantes en posición inicial de palabra en los dialectos
quechuas, éste no constituye un indicador clasificatorio muy confiable.
Rasgos clasificatorios del quichua de Santiago
del Estero: aspectos morfológicos
Desde el punto de vista morfológico, el quichua
de Santiago del Estero se parece a los dialectos Quechua IIC y a representantes
conservadores de Quechua IIB (Huarochirí, quechua costeño)
por su uso de los pluralizadores externos -cu y -chis en el sistema de referencia
personal (nominal y verbal). Hay una similitud aparente con el quechua
cuzqueño que consiste en el uso en ambos dialectos de formas que
terminan en s para el pluralizador externo de segunda persona -chis
y para la marca de primera persona inclusiva -nchis. Sin embargo,
las descripciones gramaticales del quechua boliviano sur (LASTRA 1968: 24)
mencionan el uso de formas en s (-chis, -nchis) en variación con
formas en q. Por eso, debemos concluir que el uso de las formas en
s no constituye una particularidad exclusiva del cuzqueño y del santiagueño.
Santiago del
Estero
|
Bolivia
|
Cuzco
|
Ayacucho, QIIB
|
-(n)chis
|
-(n)chis
-(n)chiq
-(n)chaq
|
-(n)chis
|
-(n)chik
|
Esquema 4
El quichua de Santiago desconoce el fenómeno
de la mutación vocálica que en muchos dialectos afecta a los
sufijos verbales en u (o i) cuando van seguidos por una pequeña clase
de otros sufijos (-chi-, -mu-, -pu-). La ausencia de aquella mutación
vocálica es un rasgo del Quechua IIB (inclusive el quechua del manuscrito
de Huarochirí) y del quechua de Cajamarca (IIA). La mutación
vocálica se encuentra, sin embargo,en el Quechua I, IIC y en Ferreñafe
(IIA). Como se trata de la pérdida de una irregularidad no podemos
acordar demasiada importancia a este fenómeno para fines de clasificación.
El punto de mayor interés para la clasificación
en cuanto a la morfología santiagueña es la flexión
verbal. A la luz de la diversidad que al respecto exhiben los dialectos quechuas
es posible reconstruir la flexión verbal del proto-quechua en forma
global. Aquella flexión se basaba en un sistema de cuatro personas
acompañado por una categoría opcional de pluralidad y caracterizado
por ciertos modos de expresar las combinaciones (transiciones) respectivas.
Encontramos este modelo de flexión, cercano a la flexión de
la proto-lengua quechua, en la parte central del territorio quechuahablante
en la mayoría de los dialectos que se hablan o que se hablaron en
el territorio peruano, sin distinción del grupo (I, IIA, IIB, IIC)
al que pertenecen. La distribución de este modelo original de flexión
entre representantes conservadores de distintas ramas de la familia quechua
indica su antigüedad en comparación con sistemas de flexión
utilizados en las variedades de ubicación periférica (modelos
modificados). Estos exhiben la presencia de modificaciones más
o menos importantes con respecto al modelo original conservado en la zona
nuclear.
En el esquema 5, se observa el cotejo de la flexión
verbal de las variedades quechuas de Tarma/Norte de Junín (Quechua
I) y de Ayacucho (Quechua IIC), ambas originarias de la zona central.
El esquema representa el tiempo presente que carece de una marca específica
de temporalidad, y el tiempo futuro cuyas terminaciones son diferentes de
aquellas encontradas en los demás tiempos gramaticales. La
selección de los dialectos ejemplificados y la casi-identidad de
sus sistemas de flexión permite apreciar la estructura del modelo
original reconstruible para la proto-lengua.
|
Presente
|
Futuro
|
Tarma/norte de Junin |
Ayacucho |
Tarma/norte de Junin |
Ayacucho |
1 ( > 3) |
-´: |
-ni |
-shaq |
-saq |
2 ( > 3) |
-nki |
-nki |
-nki |
-nki |
3 ( > 3) |
-n |
-n |
-nqa |
-nqa |
4 15
( > 3) |
-nchi(k) |
-nchik |
-shun |
-sun(chik) |
1 > 2 |
-q |
-yki |
-shayki |
-s(q)ayki |
2 > 1 |
-ma-nki |
-wa-nki |
-ma-nki |
-wa-nki |
3 > 1 |
-ma-n |
-wa-n |
-ma-nqa |
-wa-nqa |
3 > 2 |
-shu-nki |
-su-nki |
-shu-nki |
-su-nki |
3 > 4 |
-ma-nchi(k) |
-wa-nchik |
-ma:-shun |
-wa-sun(chik) |
Opción
plural
|
-pa:ku- |
-ku |
-pa:ku- |
-ku |
-rka(:)- |
-chik |
-rka(:)- |
-chik |
-:ri- |
|
-:ri- |
|
Esquema 5
Las marcas de pluralidad se combinan con las terminaciones
flexivas de persona. En el Quechua I, las marcas de pluralidad se
insertan entre la raíz y las terminaciones flexivas de persona y
tiempo (pluralización interna). En el Quechua IIC (como en el
IIB), las marcas de pluralidad se colocan detrás de las terminaciones
flexivas de persoana y tiempo (pluralización externa). La terminación
-ku se utiliza para pluralizar la primera y la tercera persona, -chik queda
reservado para la segunda persona. El uso de estos sufijos permite
pluralizar tanto al sujeto, como un objeto directo o indirecto. No
es posible utilizar este procedimiento morfológico para pluralizar
más de un actante a la vez.
Los siguientes ejemplos del quechua
ayacuchano ilustran el uso de las marcas de pluralidad con actantes sujeto
y objeto. El concepto de la primera persona de plural exclusiva se codifica
mediante la combinación de una marca de primera persona con una marca
de pluralidad. 16
riku-su-nki
“él te ve”
(3 > 2)
riku-su-nki-ku
“ellos te/os ven”
(3pl > 2)
riku-su-nki-chik
“él (los) os ve(n)”
(3 > 2pl)
riku-ni-ku
“nosotros [excl.] (lo) vemos”
(1pl [ >3 ] )
La terminación -ni-ku, ilustrada en el último
ejemplo, es propia del quechua de Ayacucho. Se trata de una forma
regularizada con respecto a la terminación -y-ku encontrada en los
demás dialectos Quechua IIC, inclusive Cuzco, Bolivia sur y Santiago
del Estero. Aunque la forma en -y-ku constituye una irregularidad aparente
del sistema de flexión, estimamos que se trata de una forma de mayor
antigüedad que -ni-ku (ADELAAR 1984).
riku-y-ku “nosotros
[excl.] (lo) vemos” (1p [> 3] )
En las zonas periféricas
de habla quechua, el sistema de flexión de persona y número
(pluralidad) ha sido objeto de cambios más o menos radicales. El
quichua ecuatoriano (Quechua IIB) exhibe una considerable simplificación
del sistema flexivo por la pérdida de las transiciones y por la coincidencia
de las primeras personas de plural inclusiva y exclusiva. La terminación
de la primera persona de plural inclusiva llegó a asumir ambas funciones.
El sistema flexivo del quichua ecuatoriano actual distingue tres personas
gramaticales y dos números (singular y plural), como en castellano,
y ya no se basa en la distinción de cuatro personas con opción
de pluralidad, el caso de los dialectos quechuas más conservadores.
En cambio, en las demás variedades periféricas
del quechua, el sistema flexivo verbal tiende a devenir menos transparente
y su complejidad a incrementarse, un proceso observado tanto en la franja
norandina del Perú (Cajamarca, Ferreñafe), como en los dialectos
del sur (Bolivia sur, Santiago del Estero).
En los dialectos norperuanos de Cajamarca y Ferreñafe,
los cambios ocurridos se relacionan sobre todo con el sufijo -shu-. El sufijo
-shu- se utiliza en los dialectos quechuas conservadores de la zona nuclear
con el propósito de indicar un objeto de segunda persona, siempre
cuando el sujeto de la transición es de tercera (transición
3 > 2). Desde el punto de vista formal, el sufijo -shu- no puede aparecer
sino acompañado por un sufijo que en otros contextos indica un sujeto
de segunda persona. Esta anomalía del sistema original está
en proceso de ser eliminada en los dialectos de Cajamarca y Ferreñafe.
El uso de -shu- se generaliza como marca de segunda persona ya sin
estar sujeto a las restricciones de orden semántico y formal que acabamos
de mencionar. Las terminaciones contenidas en el esquema 6, presentado
a continuación, muestran que el proceso de generalización
de -shu- se encuentra más avanzado en Ferreñafe que en Cajamarca.
No obstante, la flexión verbal de ambos dialectos contiene opciones
alternativas en las que la forma original compite con la forma “regularizada”.
|
Ferreñafe
TAYLOR (1994)
|
Cajamarca
(QUESADA 1976)
|
Presente |
1
> 2 |
-shu-ni |
-yki |
3
> 2 |
-shu-n |
-shu-nki |
Futuro |
1
> 2 |
-shu-shaq
-shayki
|
-shu-shaq
-shqayki
|
3
> 2 |
-shu-nqa |
-shu-nqa |
Esquema 6
En ambos dialectos, la “regularización”
del uso de -shu- afecta al paradigma del tiempo futuro, eliminando de paso
la ambigüedad resultante de la homofonía de la marca de segunda
persona que es -nki tanto en el paradigma del tiempo futuro, como en el
del presente. La extensión del uso de -shu- abarca también
el tiempo presente en Ferreñafe, pero no en Cajamarca.
La flexión verbal del quechua de Bolivia sur
se encuentra más avanzada aún en el camino del cambio estructural
con respecto a los dialectos conservadores de la zona nuclear. La
ampliación del uso de -su- (el equivalente de -shu- de Cajamarca
y Ferreñafe) se da también en Bolivia, pero en una forma restringida.
Una característica del quechua boliviano es el alto grado de fusión
que se da entre las categorías de persona y número.
La marca de pluralidad ya no puede ser considerada como una categoría
opcional agregada a un sistema autónomo de referencia personal. Este
hecho se observa, por ejemplo, en el uso de las secuencias -nku (tercera
persona del plural), -nkichis (segunda persona del plural) y en el trato
paralelo de las primeras personas de plural exclusiva e inclusiva.
La flexión verbal del quechua boliviano está
tratada en detalle en estudios gramaticales dedicados a dicha unidad dialectal
(entre otros, BILLS, TROIKE & VALLEJO 1969). Debido a la complejidad
de la flexión verbal boliviana que, además, exhibe cierta variación
interna, nos limitaremos a presentar una lista de los principales cambios
ocurridos (ejemplos tomados de BILLS, TROIKE & VALLEJO 1969: 168).
a) Pérdida de -ki delante de -ku:
El elemento -ki, componente de los sufijos -yki y -nki, se halla eliminado
cuando los sufijos en cuestión van seguidos por el pluralizador -ku.
*maqa-yku-ku
> maqa-y-ku “nosotros [excl.]
te golpeamos” (1pl ex > 2)
*maqa-su-nki-ku > maqa-su-n-ku
“te golpean”
(3pl > 2)
Como consecuencia de esto, las terminaciones
de la primera persona sujeto y de la transición de primera persona
a segunda coinciden cuando la primera persona es de plural exclusiva. En otras
palabras, en el tiempo presente (y en otros tiempos) hay coincidencia total
de las formas que representan un sujeto de primera persona de plural exclusiva.
*maqa-y-ku > maqa-y-ku
“nosotros [excl.] (lo) golpeamos” (1pl ex [>3]
)
*maqa-yki-ku > maqa-y-ku
“nosotros [excl.] te golpeamos” (1pl
ex > 2)
La eliminación de -ki también
se aplica a la terminación de la transición de primera persona
a segunda (1 > 2) en el tiempo futuro:
*maqa-sqayki-ku > maqa-sqay-ku
“nosotros [excl.] te golpearemos”(1pl ex > 2; tiempo futuro)
b) Expansión del uso de la terminación -sqay-ku del tiempo
futuro a formas que no necesariamente llevan un objeto de segunda persona:
Este cambio aparentemente tuvo por modelo la coincidencia
de formas ocurridas en el tiempo presente que hemos delineado arriba (en
a.). Las distintas formas que indican un sujeto de primera persona
de plural exclusiva coincidieron escogiendo como punto de partida la forma
de la transición 1 > 2.
*maqa-saq-ku > maqa-sqay-ku “nosotros
[excl.] (te/lo) golpearemos”(1pl ex [>2, >3]; tiempo futuro)
c) Sustitución de -nki de la transición de tercera a segunda
por -nqa en el tiempo futuro y por cero en el tiempo pasado:
La ambigüedad resultante de la doble función
de -nki (segunda persona presente y futuro) queda en parte resuelta
mediante la combinación de -su- como marca de segunda persona
objeto con el sufijo de tercera persona del futuro. Se trata de un
caso de “regularización del modelo”, que no se extiende a todos los
tiempos gramaticales.
*maqa-su-nki
> maqa-su-nqa “te golpeará” (3 > 2; tiempo
futuro)
*maqa-su-rqa-nki > maqa-su-rqa
“te golpeó” (3 > 2 ; tiempo pasado)
d) Expansión de la secuencia -n-ku:
La terminación de la tercera persona sujeto del
plural del tiempo presente (n-ku) se extiende a los otros tiempos.
*maqa-rqa-ku > maqa-rqa-n-ku
“(lo) golpearon” (3pl [>3]; tiempo pasado)
*maqa-nqa-ku > maqa-nqa-n-ku
“(lo) golpearán” (3pl [>3]; tiempo futuro)
En el paradigma del tiempo pasado,
la forma de la tercera persona del plural se desconecta del modelo del singular
cuya terminación es cero. Por la presencia del elemento -n-
la terminación -n-ku puede ser tomada directamente del paradigma
del tiempo presente. Lo mismo sucede en el paradigma del tiempo futuro,
donde la presencia del elemento -n- (normalmente un sufijo de tercera persona
sujeto) es redundante. Tal vez, desde el punto de vista sincrónico,
la terminación -n-ku tenga que ser considerada como un sufijo único
con el valor semántico “tercera persona del plural sujeto”.
e) Creación de una nueva combinación -wa-y-ku con el significado
“objeto de primera persona plural exclusiva”sin especificación de
sujeto:
Aquí estamos frente a un fenómeno de analogía
bastante notable. La combinación -wa-nchis (< *-wa-nchik), como
en:
maqa-wa-nchis
“nos [incl.] golpea” (3 > 4),
indica la transición de un sujeto de tercera
persona a un objeto de primera persona plural inclusiva (o cuarta persona)
y sirvió de modelo para la formación de una nueva combinación
en la que la primera persona plural ya no es inclusiva, sino exclusiva. Para
igualar el papel del sufijo -nchis, ya existente en el modelo original, se
tomó la combinación de sufijos que en el Quechua IIC normalmente
refiere a una primera persona plural exclusiva: -y-ku. Sin embargo,
hay una diferencia semántica que separa esta nueva combinación
de su modelo. La secuencia -wa-nchis presupone un sujeto de tercera
persona, en el caso de -wa-y-ku el sujeto puede ser de tercera persona pero
también de segunda. Esta posibilidad se presenta porque el
uso de la primera persona inclusiva (o cuarta persona) incluye al oyente
(la segunda persona) mientras que la primera persona exclusiva lo excluye.
maqa-wa-y-ku
“nos [excl.] golpea(s)” (2,3 > 1pl ex )
f) Extensión de la combinación tratada
en e. hacia el tiempo futuro:
Para realizar esta extensión se ha utilizado
el equivalente futural de -y-ku que es -sqay-ku (ver arriba en b.).
maqa-wa-sqay-ku
“nos [excl.] pegará(s) “ (2,3 > 1p ex; tiempo futuro)
El quichua de Santiago del Estero
presenta la particularidad de combinar elementos propios de los paradigmas
verbales del quechua boliviano, por un lado, y de las variedades dialectales
de la franja norandina peruana, por el otro.
La generalización del uso de -su- en la función
de marca de objeto de segunda persona es el rasgo norteño que más
llama la atención. El proceso de generalización de -su se
encuentra en Santiago del Estero en un estado de desarrollo intermedio entre
éste que se da en el quechua de Ferreñafe y en el de Cajamarca.
No sólo se extiende al tiempo futuro (como en Cajamarca), sino también
al tiempo presente y a los otros tiempos del paradigma verbal. Las fuentes
pertinentes (BRAVO 1956, ULLOA y ALDERETES 1988, ALDERETES 1994) indican
para Santiago del Estero la coexistencia de formas alternativas representativas
de ambos modelos, tanto del modificado como del original. El quechua
boliviano, por su lado, sólo presenta un caso de “regularización,
el uso de -su en la transición que indica un sujeto de tercera persona
con objeto de segunda en los paradigmas de los tiempos pasado y futuro (cambio
c. en la precedente exposición). Es posible visualizar este
cambio ocurrido en el quechua de Bolivia como el primer paso en un proceso
de reestructuración y de reinterpretación de -su que alcanzó
su mayor extensión en Santiago del Estero y en la franja norandina
del Perú.
El esquema 7 a continuación representa el uso
ampliado de -su- en Santiago del Estero.
Presente |
1 > 2 |
-su-ni,
yqui , -su-yqui 17 |
3 > 2 |
-su-n(qui)
18 |
Pasado |
1 > 2 |
-so-ra-ni,
-ra-yqui |
3 > 2 |
-so-ra |
Futuro |
1 > 2 |
-su-saq,
-sqayqui |
3 > 2 |
-so-nqa |
Esquema 7
Al margen del uso generalizado de -su como marca de
objeto de segunda persona, el quechua de Santiago del Estero comparte una
serie de cambios bien específicos con el Quechua IIC de Bolivia.
De los seis cambios que hemos tratado arriba en conexión con el quechua
boliviano, sólo el cambio b. (*-saq-ku > -sqay-ku) parece
ser una exclusividad de aquel conjunto dialectal. Vimos que el cambio
c. se inscribe dentro del marco de la ampliación del uso de
-su-. Los cambios a., d., e., f. se encuentran también en Santiago
del Estero, como veremos a continuación (ejemplos de ULLOA & ALDERETES
1988).
a. Pérdida de -ki delante de -ku:
El elemento -ki, parte del sufijo -nki, se halla eliminado
cuando el sufijo en cuestión va seguido por el pluralizador -ku.
*tapu-su-nki-ku > tapu-su-n-cu
“te preguntan” (3pl > 2)
La coincidencia de las marcas de primera persona sujeto y de la
transición de una primera persona sujeto a un objeto de segunda (sufijo
-yki), observada en Bolivia delante del pluralizador -ku, no se da en Santiago
del Estero, según parece por motivo de la existencia de formas alternativas
(disponibilidad de -su-).
ckaa-su-y-cu “nosotros [excl.]
te vemos” (1pl ex. > 2)
y no: *ckaa-y(qui)-cu
ckaa-su-saj-cu “nosotros [excl.] te veremos”
(1pl ex. > 2; tiempo futuro)
y no: *ckaa-sckay(qui)-ku
d. Expansión de la secuencia -n-ku:
La terminación de la tercera persona sujeto del plural
del tiempo presente se extiende a los tiempos pasado y futuro.
*puñu-rqa-ku > puñu-ra-n-cu
“durmieron” (3pl [> 3]; tiempo pasado)
*hamu-nqa-ku > amo-ncka-n-ku
“vendrán” (3pl [> 3]; tiempo futuro)
e. Creación de la combinación -(w)a-y-cu ( < *wa-y-ku)
con el significado “objeto de primera persona plural exclusiva”sin especificación
de sujeto:
Aquí estamos frente al mismo fenómeno de analogía
observado en Bolivia que toma por modelo la combinación -(w)a-nchis
(< *-wa-nchik), indicadora de la transición de un sujeto de tercera
persona a un objeto de primera persona de plural inclusiva (o cuarta persona).
Como en Bolivia, la terminación -(w)a-y-cu puede implicar un sujeto
de tercera persona o de segunda.
*qu-wa-y-ku > cko-a-y-cu
“nos [excl.] da(s)” (2,3 > 1pl ex )
f. Extensión de la combinación tratada en e. hacia
el tiempo futuro:
Para realizar esta extensión se ha utilizado el equivalente
futural de y-ku que en Santiago es -saj-cu (y no *-sckay-cu).
*qu-wa-saq-ku > cko-a-saj-cu
“nos dará(s)” (2,3 > 1pl ex.; tiempo futuro)
Existe también una tendencia restrictiva compartida
por el quechua boliviano y el santiagueño. Se trata del hecho
de mantenerse el elemento -ki (qui) y las terminaciones que integra,
delante del pluralizador -chis de la segunda persona. En Santiago
del Estero, esto significa que las transiciones de tercera persona a segunda
no se diferencian en los tiempos presente y futuro cuando el objeto es plural
(ULLOA&ALDERETES 1988, Lecciones 14 y 15).
tapu-su-n
“te pregunta”
(3 > 2
; tiempo presente)
tapu-so-ncka
“te preguntará”
(3 > 2; tiempo futuro)
tapu-su-nqui-chis “os
pregunta”, “os preguntará” (3 > 2pl; tiempo presente y futuro)
Una ambigüedad similar se manifiesta en la transición
de primera persona a segunda (cf. también la nota 17).
ckaa-su-ni “te veo”
(1 > 2; tiempo presente)
ckaa-su-saj “te veré”
(1 > 2; tiempo futuro)
ckaa-su-yqui-chis “os veo”, “os veré”
(1 > 2pl; tiempo presente y futuro)
En Bolivia se registraron las formas maqa-su-rqa-nki-chis
“os pegó”y maqa-su-nqa-nki-chis “os pegará” para un objeto
de segunda persona pluralizado, en contrastre con maqa-su-rqa y maqa-su-nqa
cuyo objeto es del singular (BILLS, TROIKE&VALLEJO 1969: 95,168).
En estos casos, la terminación -nki-chis parece haber llegado a constituir
un sufijo único con el significado de “objeto de segunda persona
plural”. El paralelo con los ejemplos santiagueños que acabamos
de reproducir, es evidente.
Rasgos clasificatorios del quichua de Santiago
del Estero: aspectos léxicos
En materia de léxico, el quichua de Santiago
del Estero muestra una gran unidad con los dialectos Quechua IIC, especialmente
con la variedad boliviana. No se nota la presencia de un vocabulario
típicamente norteño. Sin embargo, hay algunas semejanzas
que parecen relacionar el quichua santiagueño con el grupo Quechua
IIB y que podrían ser significativas:
Se observa la coexistencia de saa (< *sawa)
“encima” y aa (< hawa) “afuera”. Estas dos palabras remontan
a una misma raíz (*sawa) pero han llegado a distinguirse no sólo
por la forma, sino también por el significado. La presencia simultánea
de sawa y (h)awa se encuentra sobre todo en el Quechua IIB: más
precisamente, en el dialecto de Chachapoyas, en el quechua del manuscrito
de Huarochirí y en la variedad costeña descrita por Domingo
de SANTO TOMÁS (1560).
Para expresar el sentido de “todo”se utiliza principalmente
el vocablo tukuy, mientras que los dialectos más conservadores del
Quechua I y del Quechua IIC utilizan tanto tukuy como llapa-n y sus
derivados (llipi-n, lliw, etc.). La ausencia de llapa-n es una característica
del Quechua IIB y de muchas variedades del conjunto dialectal boliviano.
La diferencia de significado que corresponde con tukuy y llapa-n (exhaustividad
contra integridad) en otras variedades quechuas, al parecer no surge en
los dialectos que desconocen el uso de dos términos diferentes y
entre los que figura Santiago del Estero.
El uso de ckaya para “mañana”y de ckanimpa para
“días atrás” también aporta una reminiscencia del Quechua
IIB.
Conclusiones
Como anticipamos al inicio de esta exposición,
el quichua de Santiago del Estero exhibe los rasgos de un dialecto de origen
mixto al igual que el quichua ecuatoriano (Quechua IIB con adstrato cuzqueño)
y, tal vez, el quechua boliviano. Por sus características fonológicas,
en particular la situación de las sibilantes, el quechua de Santiago
del Estero se relaciona con el Grupo Quechua IIB y con los dialectos IIA
de la franja norandina del Perú (Cajamarca y Ferrañafe). Algunos
elementos léxicos también apuntan hacia un origen norteño
(Quechua IIB o Cajamarca).
La conservación de la distinción entre
consonantes postvelares y velares en Santiago del Estero sin duda fue posibilitada
por la existencia de consonantes postvelares en lenguas de substrato que antecedieron
al quichua en la provincia. La existencia de fricativas postvelares
en palabras ajenas al proto-léxico quechua (mishoggo, wajjalu; cf.
NARDI, s.f.) subraya esta probabilidad. Los dialectos Quechua IIB (inclusive
el quechua del manuscrito de Huarochirí) carecen de una distinción
entre consonantes postvelares y velares, carencia que, en general es considerada
como una de las principales características de aquel conjunto dialectal.
Por otra parte, los dialectos Quechua IIA de Cajamarca y Ferreñafe
conservan la distinción entre postvelares y velares y CERRON-PALOMINO
(1990) señala la posibilidad de su presencia en el quechua costeño
(Quechua IIB) descrito por Domingo de SANTO TOMAS en 1560.
Desde el punto de vista de la morfología verbal
y del léxico en general, el quichua de Santiago del Estero muestras
semejanzas sumamente específicas con el Quechua IIC, en particular,
con el dialecto Bolivia sur. No se han presentado indicaciones de un lazo
exclusivo del quichua santiagueño con las variedades dialectales
de Ayacucho o Cuzco, fuera del hecho, desde luego, de ocupar una posición
cercana dentro del árbol genealógico de la familia lingüística
quechua.
Se podría pensar en un proceso de relexificación
en el que un léxico Quechua IIC (sureño) ha ido reemplazando
poco a poco un léxico anterior procedente tal vez de una variedad
norteña (Quechua IIB, Cajamarca o Ferreñafe). Lo mismo
habría sucedido con la morfología verbal en la que la generalización
de la marca del objeto de segunda persona (-su-) hubiera permanecido como
vestigio de la situación original. Desde ese punto de vista,
los primeros colonos habrían llegado desde el norte o centro del
Perú y podrían haber sido complementados por nuevos aportes
desde los centros quechuizados del AltoPerú (Bolivia).
Willem Adelaar
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